Lugar: Santo Domingo.
Hora: 7:30 am
Personajes: Un desconocido empezando su labor y una ingrata iniciando su día.

Amanece, un nuevo día ha iniciado, nosotros que tanto nos quejamos por tener que laborar deberiamos observar mas de cerca nuestras bendiciones...

No hay luz en la casa, lo que significa que es el inversor y no habra agua caliente, empezamos el día molestos pues esta pequeña comodidad que se ha vuelto necesidad nos mata el buen humor. El desayuno no esta listo, no hay azucar de dieta, todo parece ir de mala en peor. Tu vehículo no esta disponible pues hay que darle mantenimiento, tus padres se quejan de que casi no te ven, tu ropa favorita no esta disponible pues no la recogieron a la lavanderia... No puede ser peor.

De repente tu hermano que sí tiene vehículo (pues cada uno en tu casa tiene uno propio, te lleva a tu trabajo) Ese trabajo del cual te quejas tanto porque te estresa, pero estas sentado en un aire acondicionado frente a un computador...

Mientras iba de camino un poco molesta por todos los "problemas" encontrados, miro a un señor en un triciclo, 7:30 am, con una sonrisa en el rostro cargado de frutas para vender, su ropa era limpia pero desgastada, sus zapatos un poco rotos, más sin embargo iba con una hermosa sonrisa en su rostro...

No creo que tenga agua caliente para bañarse, su vehículo es un modesto triciclo, su trabajo es en la calle a Sol, viento y sereno, ¿habrá desayunado? ¿Se molestará porque no hay azucar de dieta? ¿Tendrá este hombre alguien que se preocupe por verle? y no pude mas que sentir verguenza... Tengo tantas bendiciones, y aun asi me quejo, puedo ver un hermoso amanecer, duermo comoda, trabajo en una oficina, me transporto comodamente a mi casa y solo puedo pensar que amanece y no me percato de la belleza y lo grandiosa que es mi vida.

Amanece todos los días, y a veces olvido bendecir las pequeñas cosas que tengo en frente, esas que son comodides en realidad no necesarias, y más aún olvido aquellas cosas maravillosas que son gratis, la caricia del viento en mi rostro, el Sol que me calienta, el abrazo de mi padre, el beso de mi madre... o esa sonrisa que ese completo extraño me regalo, solo porque si.

Hoy amanece y doy gracias a Dios, pues un completo extraño en cuestion de segundos me dio una hermosa lección.

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